Geopolitica en el cambio climatico 3
Migrar no es delito: una mirada humana desde las Relaciones Internacionales
Hoy en día, más de 280 millones de personas viven fuera del país en el que nacieron. Migran por muchas razones: buscan trabajo, huyen de la violencia, del cambio climático o simplemente quieren una vida mejor. Sin embargo, en muchos países, estas personas se enfrentan a muros físicos y mentales, a leyes injustas y a discursos que los hacen ver como una amenaza. Desde las Relaciones Internacionales, es importante hablar de esto, porque la migración no es solo un tema local: es un fenómeno global que necesita soluciones globales
Muchos gobiernos ven la migración como un problema de seguridad, cuando en realidad es una oportunidad para construir sociedades más diversas, creativas y resilientes. Los migrantes no quitan trabajos; muchas veces hacen aquellos que otros no quieren. No destruyen culturas; las enriquecen. No vienen a “invadir”; vienen a sobrevivir y aportar.
Un ejemplo claro es el éxodo venezolano en América Latina. Más de 7 millones de personas han salido del país en los últimos años. Colombia, Perú, Chile y otros países han tenido que adaptar sus políticas para acoger a millones. Esto no es sencillo, pero también ha abierto espacios de cooperación entre Estados, ONGS y organismos internacionales como ACNUR.
Desde Relaciones Internacionales, aprendemos que el respeto a los derechos humanos y la solidaridad no deberían tener fronteras. La migración debe gestionarse, sí, pero con enfoque humano, compartiendo responsabilidades entre países y ofreciendo vías legales y seguras.
Migrar es un derecho, no un crimen. Y en un mundo tan conectado, cerrar los ojos ante este tema no solo es injusto, también es peligroso. Porque lo que afecta a unos hoy, nos puede afectar a todos mañana.
